Participación ciudadana en elecciones

Tercer Trimestre
Boletin de Divulgación
Escrito por: Lic. Juan Pale Guerra
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Dos terceras partes de los ciudadanos de México están poco o nada interesados en la política y en los asuntos públicos. Este es el alarmante resultado derivado de la investigación realizada por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, publicada apenas el pasado mes de agosto.

El estudio denominado “La desafección política en México”, señala algunas causas de este problema, tales como, “el sentimiento subjetivo de impotencia, cinismo y falta de confianza en el proceso político, los políticos y las instituciones democráticas que genera un lógico distanciamiento y alienación entre los actores políticos y el ciudadano de a pie”.

De tal suerte, los datos logrados por medio de averiguaciones con un elevado rigor académico, no realizan sino confirmar lo cual cualquier habitante medianamente reportado, siente en su centro de trabajo, el transporte público, la calle y cualquier sitio donde se hable, aun cuando sea un poco de política.

Es notable el gran desencanto habitante hacia los políticos y las instituciones, como resultado de la corrupción y del malestar con el funcionamiento de los gobiernos y las autoridades, sin olvidar el gran descredito de los partidos políticos.

En este entorno, la Táctica Nacional de Cultura Cívica (ENCCÍVICA), del Instituto Nacional Electoral, coincide y va más a fondo, al detectar que fundamentalmente todos los estudios sobre la materia otorgan cuenta del malestar de la ciudadanía con los resultados de nuestra cara democracia.

A partir de la óptica del INE, en las últimas décadas, “se perfeccionaron los métodos electorales, sin embargo se descuidó el desarrollo de una cultura cívica que acompañara de forma sincrónica los métodos, con la generación de novedosas prácticas políticas y un ejercicio eficaz del poder obtenido por la vía democrática”.

En otros términos, dedicamos tanto tiempo, esfuerzo y dinero a observar la correcta marcha de nuestras propias elecciones, que perdimos el foco de lo realmente fundamental, o sea, que dichos procesos electorales fueran un ancla de seguridad política y fuente de gobernabilidad que proporcionará beneficios tangibles al habitante.

ENCCIVICA en su diagnóstico, además identifica a la intolerancia, el anti pluralismo y la simplificación del debate político, como expresiones de una incipiente cultura cívica de nuestras propias comunidades.

Es un elaborado que el grado del quehacer político, indiscutiblemente se ha degradado; es entendible que los partidos políticos dejaron de ser los faros que guiaban la disputa por medio de las ideas y las convicciones de sus miembros, en este instante es complicado detectar a qué partido pertenece un político que la legislatura pasada militaba en otro instituto político diametralmente contrario en su doctrina al de ahora.

En la actualidad, una buena parte de la crítica pública no estima elemental la realidad de partidos políticos y cuestiona el alto gasto en prerrogativas, baste rememorar toda la efervescencia que generó el asunto, luego de los terremotos registrados en diversos estados de la República y la Ciudad de México en septiembre de 2017, lo cual motivó que ciertos institutos políticos “donarán” parte de sus ingresos.

Profesionales del Instituto Belisario Domínguez concuerdan en la necesidad de elevar los niveles de confianza y efectividad política en las instituciones y las autoridades del Estado mexicano, así como rediseñar la manera en que se tienden puentes con el fin de que éstos sean atractivos y confiables para los habitantes.

Es tiempo de que todos los actores relacionados examinen la vigencia de sus respectivas instituciones, ahora más que jamás hablamos de renovarse o fallecer, los actores políticos son capaces de reinventarse y pensar en novedosas tácticas.

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