Discriminación en México: obstáculo para el desarrollo democrático

Primer Semestre
Boletin de Divulgación
Escrito por: Mtro. Javier González González
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Hoy por hoy, en un año especialmente movido por el aumento en la conciencia de protección a los grupos vulnerables y en el que se ha buscado crear una tendencia en el fomento y atención a los derechos de los colectivos que alguna vez estuvieran alejados del cobijo de las leyes, la palabra “discriminación” cobra terreno en el plano de lo habitual pasando a manifestarse como un problema más recurrente y cotidiano de lo que se pensaba e incluso más grande de lo que se puede atender.

De acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, se entiende ésta como:

“Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades, cuando se base en uno o más de los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones, las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales o cualquier otro motivo”

En otras palabras, se podría plantear a esta situación como aquella en la que, por cualquier motivo se haga una distinción y/o se de un trato diferenciado a las personas, en el entendido de que por ser humanos tenemos derecho a las mismas garantías; poniendo en desventaja social, económica, política, educativa, cultural, o de cualquier otra índole a aquel que está siendo diferenciado del resto. Estas distinciones están fundamentadas en prejuicios que se han formado alrededor de ciertas ideas, mismos que se transmiten de generación en generación y cuya fundamentación es incluso inexistente.

Se puede discriminar a uno o muchos individuos por factores específicos, sin embargo, las formas en que se catalogan los tipos de discriminación varían según la naturaleza y circunstancias del acto. Por ejemplo, pueden existir leyes que en el contexto en que se desarrollaron sean discriminatorias o actividades en las que explícitamente se de este tipo de tratos que menoscaban a la persona que los recibe. Las representaciones en que podemos encontrarlas se pueden clasificar como:

Discriminación de hecho: aparece cuando se trata distinto a individuos de algún sector en un ambiente social o como funcionarios públicos. - Discriminación de derecho: está establecida en la ley y a partir de ella se da un trato diferente a un sector específico. Ésta vulnera los criterios que están establecidos y prohíben la discriminación. Un ejemplo de ello pudiera considerarse que una mujer perdiera su capacidad de mantener su apellido al contraer matrimonio. - Discriminación directa: como su nombre lo indica, los elementos para discriminar a un individuo se dan de forma explícita, vulnerando sin restricciones sus garantías. - Discriminación indirecta: a partir de ciertos criterios “neutros” se fomenta la exclusión de ciertas personas. Por ejemplo, ser aceptado en un ambiente laboral en el que como requisito debas tener cabello castaño. - Discriminación por acción: se discrimina realizando algún acto o conduta. - Discriminación por omisión: cuando no se hace lo que se establece en la ley por el hecho de pertenecer a un grupo vulnerable. - Discriminación sistemática: es la magnitud con la que se da la discriminación de hecho o derecho en contra de grupos sociales específicos.

Definitivamente estas formas de llevar la discriminación se traducen en situaciones de lo particular tales como la xenofobia, feminicidios, la homofobia, el racismo, colorismo, sólo por mencionar algunas de las tantas representaciones legales y sociales del término. En lo que respecta al terreno de la cultura democrática, las comunidades tienen garantizada la búsqueda constante del bienestar común pues uno de los preceptos en los que yace su fundamento es el de ser una forma de vida en la que el gobierno nace del pueblo y es para el pueblo, además. El nombrado “bienestar común” se cimienta sobre ambientes equitativos en los que se contempla la voz y opinión de todos por el mero hecho de ser. Es decir, la democracia entiende que en sus terrenos la opinión de todos cuenta por igual, garantizando el acceso sin distinción a los derechos de los que somos sujetos, por la simpleza de haber nacido humanos.

La democracia más allá de ser una estructura social y política se convierte en una forma de vida, una vida en la que el estandarte es el del mejoramiento. La igualdad que más importa a la democracia es la igualdad de derechos políticos y ello se comprueba en distintos rasgos:

1. Los juicios, opiniones e ideales de todos tienen igual peso e importancia en una vida democrática, mismos a los que se les da la misma dignidad y calidad. 2. Las diferencias culturales o económicas no influyen nunca en la capacidad o el juicio de los individuos para poder decidir e involucrarse en los temas relevantes de su comunidad. 3. En una democracia cada individuo representa un posible voto; a mayor cantidad de votantes más alto es el índice de democratización de nuestro país, por lo que garantizar y fomentar la mencionada participación de los individuos traerá consigo una mayor escucha y entendimiento de las situaciones que merman la búsqueda de la equidad.

Discriminar significa retroceder en nuestro avance democrático; una afección directa a los pocos o muchos avances que tenga la comunidad en los trabajos de garantía de derechos. La exclusión de grupos de minoría, o incluso de personas que forman parte de las mayorías en el poder, tienen repercusiones directas en la estabilidad de nuestra cultura política. Por ejemplo: una mujer a quien se le niega un empleo eventualmente generará, dadas las circunstancias a las que se le ha sometido, carencias económicas, culturales, educativas, sociales, etc. Si esta mujer es además la cabeza de una familia, las repercusiones no serán en una persona sino en todas aquellas que dependan de ella. Un ciclo vicioso que pone fin a las virtudes del bienestar social.

En México la discriminación representa un problema que, aunque es combatido, tiene una tendencia al crecimiento. Algunos de los datos que nos otorga el Informe Anual 2019 elaborado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación arroja datos muy alarmantes respecto del tema:

- 20.3 % de la población de 18 años y más indica haber sufrido la negación a alguno de sus derechos. - 20.2 % de la población de 18 años y más asegura también haber sido víctima de algún tipo de discriminación. - 71.9 % de las personas trans afirman que sus derechos se respetan poco o nada. - Cerca del 30 % de las mujeres en el país siguen pidiendo permiso a su pareja para usar anticonceptivos.

Sin duda el camino es largo pero hay dos objetivos claros y bien fijos en la mira: lograr erradicar las diferencias a fin de crear ambientes más equitativos. El segundo radica en que, en una población de bienestar, la democracia se verá siempre acrecentada. Es trabajo de autoridades y sociedad combatir los prejuicios y estereotipos que perjudican el camino de las decisiones.

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